“Jesús propone, pero no impone. Llama, pero no obliga”
Al finalizar su homilía del pasado domingo, 28 de noviembre, el Patriarca Daniel subrayó que “no es suficiente con que seamos devotos y que oremos y ayunemos, sino que también debemos ser compasivos, porque usualmente las personas cultivan un amor posesivo, acaparador”.
«Nuestro Señor Jesucristo nos enseña que el hombre se puede salvar más fácilmente cuando es generoso, cuando es compasivo, porque así es como alcanza la semejanza con el Dios que es Misericordioso», dijo el Patriarca Daniel, refiriéndose al texto evangélico sobre el “Joven rico y el cumplimiento de los mandamientos”.
“Jesús propone, pero no impone”
En su homilía, pronunciada en la Capilla histórica dedicada al “Santo y Gran Mártir Jorge”, de la Residencia Patriarcal, el Padre Patriarca hizo énfasis en la petición de nuestro Señor al joven rico.
Le pide «que renuncie a algo, para que pueda recibir a Alguien».
Le solicita «que renuncie a los bienes que son materiales y limitados, para entrar en una comunión de amor eterno y felicidad con Cristo, Quien es el Hijo eterno del Dios que se hizo amor por los hombres y su salvación».
«Si Jesús solamente hubiera instado al joven rico a vender todo y quedarse pobre, sin ningún propósito en esta vida, le habría dado un consejo impropio e injusto. Sin embargo, le propone que haga un cambio, en el sentido de renunciar a lo material y seguirle, sabiendo que lo que el joven buscaba era la vida eterna, y Aquel que es la fuente de la vida eterna es precisamente Él, Jesucristo».
«La vida eterna no es algo abstracto, no es una existencia infinita, sino una comunión personal de amor y felicidad eterna con el Dios eternamente vivo. Esta transformación implica que el joven rico renuncie a algo para obtener lo que busca: la vida eterna».
«Apreciando su fe y su devoción, el Señor quiere ayudarlo a perfeccionarse espiritualmente, por medio de la caridad».
«Es importante subrayar que Jesús propone, pero no impone; llama, pero no obliga. Él aconseja, pero no presiona al joven rico. Él da una respuesta pronta, pero espera pacientemente una contestación, una decisión libre».
El cambio
Su Beatitud, el Patriarca Daniel, también puntualizó que este texto evangélico ha cambiado la vida de muchas personas a lo largo de la historia.
«Una gran cantidad de personas ricas se han hecho monjes y monjas. Han vendido sus propiedades y han repartido entre los pobres su dinero y todo lo material que tenían, pasando a vivir en obediencia, pobreza y castidad, haciéndose acreedores, así, de grandes tesoros en los Cielos, y después pasando a integrarse a la multitud de santos del calendario de nuestra Iglesia».
«Muchos acaudalados han donado sus propiedades para construir hospitales, asilos de ancianos, orfelinatos, y establecimiendos para viudas».
«Muchas personas pudientes han ayudado a la construcción de iglesias y monasterios, en los cuales, a lo largo de los años, se han cultivado la fe y el amor a Dios y al prójimo. Con esto han adquirido verdaderas riquezas en el Cielo, al utilizar, con un generoso amor, los bienes materiales de este mundo», resaltó Su Beatitud.