Palabras de espiritualidad

La belleza del lirio

  • Foto: Florentina Mardari

    Foto: Florentina Mardari

Translation and adaptation:

En medio del jardín había un lirio blanco como la nieve. La pequeña Ana, dulce y delicada como aquella flor, salía cada mañana a admirar la belleza de la creación.

Para Ana representaba una inmensa alegría ver cómo, cada amanecer, las gotas de rocío brillaban sobre las hojas y los pétalos de las flores que había en el jardín. Con amor y agradecimiento, elevaba sus pensamientos a Aquel que hizo el sol, la serenidad del firmamento, el rocío y las flores.

Los padres de Ana compartían las cándidas alegrías de su amada hija, y a menudo comentaban que la pequeña parecía tan linda e inocente como un lirio.

Pero, inesperadamente, ese invierno, antes de cumplir los siete años, la niña murió. Cuando, meses después, vino nuevamente la primavera y la mamá de Ana vio florecer el lirio, el recuerdo de la desaparición de su hija le atravesó el corazón. Llena de dolor, no pudo contener más el llanto y, cayendo de rodillas, se echó a llorar desconsoladamente.

Viendo esto, su esposo se le acercó y le dijo:

—¿Te acuerdas que al principio este lirio parecía un manojo de marañas, luchando por crecer en el rincón más apartado del jardín? Al ver que no crecía bien, lo arranqué de la tierra, dispuesto a deshacerme de él. Esto llenó de tristeza a Ana, y me pidió que lo salvara. Así que le busqué un sitio mejor, y con el paso del tiempo se convirtió en lo más bello que tenemos en nuestro jardín. Recuerdo que Ana se alegró muchísimo y me lo agradeció. Por eso, te pido que dejes de llorar por nuestra hija, porque, con su belleza e inocencia, también ella era como este lirio. Sólo que fue llevada de nuestros brazos a un lugar mejor, en donde goza de una felicidad perfecta y de una vida que no tiene fin.

De nosotros se la llevó la piadosa mano del Señor

Para que fuera como una flor en el Cielo, llena siempre de resplandor.

(Traducido de: În căutarea bucuriei, Editura Sophia, București, 2009, p. 32)