La ira de Dios y el pecado
“O ¿desprecias, tal vez, sus riquezas de bondad, de paciencia y de longanimidad, sin reconocer que esa bondad de Dios te impulsa a la conversión?”.
La ira de Dios contra el pecado se hace visible en los castigos que Él envía a los pecadores, porque, aunque Dios es tan bondadoso que, de acuerdo a las palabras de Cristo, “Uno solo es el Bueno” (Mateo 19, 17), es también justo, y Su justicia pide que el pecador sea sancionado por haber infringido Su santa e inmutable ley.
En lo que respecta al hecho que el pecador no es castigado inmediatamente después de pecar o cuando aún está pecando, esto hay que reconocérselo a la bondad de Dios, Quien soporta al pecador, esperando su contrición, como dice el Apóstol: “O ¿desprecias, tal vez, sus riquezas de bondad, de paciencia y de longanimidad, sin reconocer que esa bondad de Dios te impulsa a la conversión?”.
(Traducido de: Sfântul Tihon din Zadonsk, Despre păcate, Editura Sophia, 2000, p. 295)