La mejor forma de amonestar al otro es con amor y humildad
Cuando observes que tu discernimiento está libre de todo apasionamiento, habla con tu hermano y dile lo que consideres le va a ser de provecho.
Hermanos, estemos atentos a esto: jamás corrijamos con enojo al que se equivocó, porque una tentación no borra otra tentación, y en todo tenemos que obrar con humildad y un amor sincero.
Si ves que no puedes contener tu enfado, posterga la amonestación al otro; luego, cuando sientas que estás en paz otra vez, cuando observes que tu discernimiento está libre de todo apasionamiento, habla con tu hermano y dile lo que consideres le va a ser de provecho.
(Traducido de: Cum să întemeiem o familie ortodoxă: 250 de sfaturi înțelepte pentru soț și soție de la sfinți și mari duhovnici, traducere de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2011, pp. 113-114)