Padres cristianos, no olviden cuán necesario es empezar lo antes posible con la educación de sus hijos. No desatiendan ningún aspecto negativo que observen ellos, por ínfimo que parezca, trátese de la desobediencia, la vanidad, la tozudez, la tendencia a mentir, la pereza, la veleidad o la gula. No consideren insignificantes ninguno de estos aspectos, que vulneran la ley divina, recordando que esos defectos crecerán simultáneamente con sus hijos. Siembren ene sus corazones todo lo bueno. Enséñenles, desde pequeños, la devoción a Dios, la oración, la obediencia, la justicia, la sinceridad, la paciencia y el sacrificio. Si hacen esto, confíen en que sus retoños empezarán a practicar el bien, al principio, inconscientemente, y al crecer, conscientemente, profesando todo lo que ustedes les hayan enseñado.

(Traducido de: Sfântul Vladimir, Mitropolitul Kievului, Despre educație, Editura Sofia, București, 2003, p. 75)