La Señal de la Cruz es una oración sin palabras
Desde el bautizo hasta morir, el cristiano es llevado por la cruz que lleva en el pecho; ésta lo protege y corona su cuerpo, que es “templo del Espíritu Santo” (1 Corintios 6, 19).
Desde el bautizo hasta morir, el cristiano es llevado por la cruz que lleva en el pecho; ésta lo protege y corona su cuerpo, que es “templo del Espíritu Santo” (1 Corintios 6, 19). Esa crucecita es su más preciado tesoro en este mundo, porque le recuerda a quién pertenece él y a quién sirve.
Por amor a esa crucecita, muchos han ofrendado su vida; ella clama, “¡Soy cristiano!”. Con la mano, el creyente se marca todo el cuerpo: es una oración sin palabras y un abandonarse en las manos del Dios vencedor, “con este signo vencerán”.
(Traducido de: Tito Colliander, Credinţa şi trăirea ortodoxiei, traducere de Părintele Dan Bădulescu, Editura Scara, Bucureşti, 2002, p. 43)