La vida del cristiano y las dificultades de cada día
La santidad es un camino ascendente, una senda difícil y trabajosa, pero, al mismo tiempo, llena de grandes alegrías espirituales.
La santidad no tiene relación con una vida de placeres. La vida del creyente tiene que ser ascética, aunque resida en el centro de la ciudad, como el bendecido padre Porfirio. La vida del cristiano es una de sacrificios y, al mismo tiempo, de amor infinito. La santidad es un camino ascendente, una senda difícil y trabajosa, pero, al mismo tiempo, llena de grandes alegrías espirituales.
La vida espiritual que lleva a la santidad es un camino con obstáculos y dificultades de toda clase. Es lo que cada uno de nosotros enfrenta en la vida cotidiana. Por dura que parezca, es la senda más dulce que hay, y representa el propósito supremo y sustancial de nuestra vida. ¡Nuestro anhelo supremo es la santidad!
(Traducido de: Sfânta Mitropolie Gortynos și Megalopolis, Viața Sfintei Cuvioase Mucenițe Teodora din Vasta, Arcadia, pp. 18-19)