Matrimonio y abstinencia en días de ayuno
Puede que el marido sea impetuoso y la mujer más contenida, pero ambos respetando los días de ayuno y las fiestas principales. En tal caso, el esposo obtendrá una recompensa mayor, por saber imponerse a los impulsos de su cuerpo.
La continencia es una virtud que conlleva compensación por parte de Dios, cuando deviene en una lucha. Sólo entonces se hace digna de esa recompensa, lo que significa que el que es ponderado por naturaleza no necesita premio alguno, precisamente porque su continencia no implica ninguna lucha. Puede que el marido sea impetuoso y la mujer más contenida, pero ambos respetando los días de ayuno y las fiestas principales. En tal caso, el esposo obtendrá una recompensa mayor, por saber imponerse a los impulsos de su cuerpo.
Dice San Juan Crisóstomo: “La virtud ha sido mezclada con el afán y el sudor, porque ¿qué alegría podrías obtener y qué recompensa ganar, si no les precede el esfuerzo? Puedo mencionar a muchos que, por naturaleza, rechazan el contacto con mujer alguna. Pero, díganme, ¿acaso podemos llamarlos “mesurados” y recompensarlos por ello? ¡Desde luego que no! Porque la continencia significa vencer los placeres, luchando. Por eso, Cristo, a los que han nacido siendo impotentes, así como a los que se “han hecho” eunucos —es decir, incapaces de tener relaciones carnales— (Mateo 19, 12), no los premia, precisamente por no haber luchado” (Homilía 36, 2, Comentarios sobre el Evangelio de San Juan).
(Traducido de: Arhimandrit Vasilios Bacoianis, Căsătoria. Secretele alegerii, secretele bucurie, secretele trăiniciei, traducere din limba greacă de Preot Victor Manolache, Editura Tabor, București, 2010, pp. 38-39)