¡No dudemos de la posibilidad de sanar nuestra alma!
Es nuestro deber procurar que, por medio de la contrición, podamos vernos libres del pecado, renunciando al deleite de las cosas terrenales.
¡No tengas dudas en lo que respecta a la sanación del alma, acercándote al Médico Celestial! No digas: “¿Quién podrá absolver al impío, al asesino, al adúltero o al forastero, al griego, al samaritano o al publicano, de los males que han cometido?”.
Si, con una sola palabra, por medio de la contrición, los sanó a todos, diciendo: “No he venido a llamar al arrepentimiento a los justos, sino a los pecadores”. Luego, nadie tiene que dejar de creer ni perder la esperanza de recibir el perdón del Señor. Al contrario, es nuestro deber procurar que, por medio de la contrición, podamos vernos libres del pecado, renunciando al deleite de las cosas terrenales.
(Traducido de: Sfântul Simeon Stâlpnicul din Muntele Minunat, Cuvinte ascetice, Editura Doxologia, Iași, 2013, p. 87)