¡No olvides hacerte la Señal de la Cruz!
Marca con la Santa Cruz tu frente, tu cuerpo, tu pecho, tu corazón, tus labios, tus oídos y todo tu ser, para portar el símbolo de la victoria de Cristo sobre el infierno.
¡No empieces a hacer nada si no te has persignado! Cuando partas de viaje, cuando comiences a trabajar, cuando vayas de camino a la escuela, cuando estés solo y también cuando estés con otros, marca con la Santa Cruz tu frente, tu cuerpo, tu pecho, tu corazón, tus labios, tus oídos y todo tu ser, para portar el símbolo de la victoria de Cristo sobre el infierno.
Y, entonces, dejarás de temer a encantamientos, hechizos o brujerías. Porque todo eso se desvanece ante el poder de la Cruz, como la cera se derrite ante el fuego, o como el polvo se disipa frente a los vientos. El verdadero discípulo de la Cruz de Cristo ama también la cruz que lleva por dentro, honrando con devoción su señal, es decir, la cruz exterior.
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 58)