¡No te canses de llamar el Nombre de Jesús!
Tal como una casa, en cuyo interior habita su dueño, se mantiene limpia, así también el alma que tiene al Señor Jesucristo en su interior es cinco veces más limpia, porque el Señor y todos los tesoros del Espíritu están en ella.
¡Que Jesús sea la ocupación y el pensamiento más importante de tu mente! ¡Que Jesús sea tu misma respiración y que nunca te sacies de llamar el Nombre de Cristo! De esta invocación permanente y dulcísima de Jesús, brotarán y crecerán gigantescos árboles, como las virtudes más grandes: fe, esperanza y amor.
Así pues, acostúmbrate a repetir el Nombre de Jesús con amor y con lágrimas, porque, como dice San Isaac el Sirio, “el recuerdo de aquellos a quienes amamos nos provoca el llanto”. Tal como una casa, en cuyo interior habita su dueño, se mantiene limpia, así también el alma que tiene al Señor Jesucristo en su interior es cinco veces más limpia, porque el Señor y todos los tesoros del Espíritu están en ella.
(Traducido de: Sfântul Ioan Iacob de la Neamț, Pentru cei cu sufletul nevoiaş ca mine, Editura Doxologia, Iaşi, 2010, pp. 429-430)