Persignarse ante los demás, ¿motivo de vergüenza en la sociedad moderna?
El Señor dice que no podemos servir a dos señores: a Dios y al mundo. El Apóstol Santiago muestra que el que quiera ser amigo del mundo, se hace enemigo de Dios. No podemos servirle al mundo, es decir a los hábitos mundanos contrarios al cristianismo.
Me escribes que en la sociedad ya no se acostumbra persignarse públicamente. Por ejemplo, cuando el tren comienza a andar, quisieras persignarte, pero te preocupa que los demás se burlen de ti, encontrando la solución a tu dilema en aquellas palabras del Señor: “Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga con la Gloria de su Padre rodeado de sus santos ángeles.” (Marcos 8,38).
Estas palabras bastan para seguir sin temor todas las normas de nuestra religión, aunque existen muchísimas enseñanzas cristianas que demuestran que no debemos seguir al mundo y sus costumbres: El Señor dice que no podemos servir a dos señores: a Dios y al mundo. El Apóstol Santiago muestra que el que quiera ser amigo del mundo, se hace enemigo de Dios. No podemos servirle al mundo, es decir a los hábitos mundanos contrarios al cristianismo. Tristemente, en nuestros días no se acostumbra “socialmente” hacerte la Señal de la Cruz. ¡Pero si se trata de la salvadora señal de la cruz y del nombre de Cristo!
(Traducido de: Școala ortodoxiei pentru începători, Editura Sofia, Bucureşti, p. 143-144)