¿Por qué oras con la mirada puesta en el reloj?
Un simple instante puede ser todo un tiempo, y un suspiro puede ser ya toda una oración.
El pecado es algo cruento, una cosa extraordinariamente grave. Es decir ¿cómo es posible, alma mía, que no hayas tenido las fuerzas para orar y glorificar a Dios? ¿Por qué no has orado? ¿Por qué oras superficialmente? Si oras así, es que no entiendes nada de lo bello que hay en este lugar. ¿Por qué no comes “superficialmente”? ¿Por qué se te olvida orar? ¿Acaso se te olvida comer cuando tu estómago tiene hambre? ¿A quién le pides lo que te hace falta? ¿Al director de alguna institución estatal?
Un simple instante puede ser todo un tiempo, y un suspiro puede ser ya toda una oración. Eso sí, sin imaginarte que Dios está sentado en un trono, esperándote. ¡No! Lo único que debes hacer es estar atento a lo que dices: “¡Pienso en Ti, Señor, y sé que estás ahí! ¡Sé que estás en todas partes!”.
(Traducido de: Ne vorbește Părintele Arsenie, ed. a 2-a, vol. 3, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2010, pp. 118-119)