¿Por qué tengo que amar a todos mis semejantes?
“¿Está diciendo que tenemos que amar a esas personas?”, podría preguntarme alguien. Sí, precisamente con ellos tenemos que ser más atentos, justamente con ellos tenemos que ser más cuidadosos al hablar, porque su espíritu está gravemente enfermo.
Hubo un tiempo en el que los sacrificios eran necesarios, porque constituían una prefiguración del Sacrificio verdadero, del Sacrificio en la Cruz del Gólgota. Pero, después de que este estremecedor y último Sacrificio tuvo lugar, los antiguos sacrificios cesaron y vino una nueva era, la era de la piedad y el amor, que nuestro Señor Jesucristo trajo al mundo.
Él quiere bondad de nosotros, misericordia con quienes sufren, con los débiles, con los marginados y los despreciados, e incluso con aquellos a los que parecería que tenemos todo el derecho de considerar infames: los ladrones, los bandidos, los adúlteros, los asesinos. “¿Está diciendo que tenemos que amar a esas personas?”, podría preguntarme alguien. Sí, precisamente con ellos tenemos que ser más atentos, justamente con ellos tenemos que ser más cuidadosos al hablar, porque su espíritu está gravemente enfermo.
(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, Predici, Editura Sophia, București, 2010, p. 309)