Palabras de espiritualidad

¡Que nuestro corazón no cese de repetir el nombre del Señor!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Este nombre nos fortalecerá en la lucha espiritual, solo que debemos acercárnosle serenamente y con celo.

¡Que en nuestro corazón permanezca un solo nombre, el más grande y precioso de todos! ¡Que solamente este nombre —sin disquisiciones, ni contemplación, ni pensamientos profundos y “brillantes”, que no son sino ilusiones o relumbrones de los espíritus impuros—, el de Aquel a quien amamos más, perviva en nuestra mente, nuestros recuerdos, nuestros ojos y nuestros oídos, en el pórtico de nuestra casa y en nuestro aposento, en nuestra mesa y en todas partes!

¡Oh, nombre amado, santo, estremecedor, inconmensurable y dador de la eternidad! Este nombre nos fortalecerá en la lucha espiritual, solo que debemos acercárnosle serenamente y con celo. Es, además, un “fuego abrasador” (Deuteronomio 4, 24), pero que se extingue si somos indolentes.

(Traducido de: Sfântul Inochentie al PenzeiViața care duce la Cer, traducere de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2012, p. 45)