Palabras de espiritualidad

¿Qué tan real es nuestro ayuno?

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Si nos abstenemos de pecar, nuestro ayuno no terminará cuando el ayuno de los alimentos haya finalizado.

Que no solamente tu boca ayune, sino también tu ojo, tu oído, tus manos y todos los miembros de tu cuerpo. Que tus manos ayunen, manteniéndose puras de toda codicia y ambición. Tus ojos, evitando ver maliciosamente la belleza ajena. El alimento de los ojos consiste en lo que ven. Si lo que quieres ver es algo vedado y contrario a la Ley, tu ayuno se verá perjudicado y la salvación del alma quedará afectada. Al contrario, si se trata de algo que la Ley permite ver, tu ayuno se embellecerá con lo que ves.

Sería algo extrañísimo que, al ayunar, renunciaras a consumir incluso lo que tienes permitido, pero, al mismo tiempo, eligieras ver algo que no tienes permitido ver. Ayunar con tus oídos consiste en cerrarlos ante las murmuraciones y las injurias: “No permitas que tu oído escuche palabras vanas”, está escrito.

Si creemos que ayunar se trata solamente de abstenernos de comer ciertas cosas, al finalizar el período de ayuno en el que estamos inmersos, también nuestro ayuno habrá cesado. Pero, si nos abstenemos de pecar, nuestro ayuno no terminará cuando el ayuno de los alimentos haya finalizado. Nos será, pues, de un gran provecho, y antes del Reino de los Cielos, nos dará, aquí, en la tierra, una recompensa muy generosa.

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de AurCuvinte alese, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2002, p. 60)

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