San Juan Crisóstomo y la importancia de asistir a la iglesia
Los buenos árboles se conocen por sus frutos, no por sus hojas.
“¿Se acuerdan en qué punto empecé mi homilía anterior o en dónde la terminé, o el tema de inicio, o hasta dónde llegué con mis palabras? Creo que ya se les olvidaron las palabras con las que acabé m prédica. Sé que es así, pero no los culpo. Sé que tienen esposa, que deben ocuparse de sus hijos y de todo lo necesario para sostener su hogar; sé que algunos de ustedes sirven en el ejército y otros tienen distintas profesiones. Cada uno de ustedes tiene diferentes quehaceres, en tanto que yo me ocupo solamente predicando la Palabra de Dios. Mis homilías ocupan todo mi tiempo. Por eso no quiero reprenderles; al contrario, tengo que elogiar la devoción de cada uno de ustedes, porque no me han dejado un solo domingo, sino que todos dejan sus cosas y vienen a la iglesia. Este es el mérito más grande de nuestra ciudad: no sus muchos habitantes y suburbios, ni sus elegantes hostales y sus casas recubiertas con oro, sino que sus moradores son devotos y con una mente lúcida. Los buenos árboles se conocen por sus frutos, no por sus hojas. Por eso es que los hombres somos más importantes que los animales, porque nosotros tenemos una voz, porque nos podemos servir de la palabra, porque amamos la palabra.”
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Omilii despre pocăință, Editura Institutului Biblic și de misiune al Bisericii Ortodoxe Române)