Si le agradeces a Dios en lo poco, lo alientas a que te dé cosas más grandes
Dios dice: “Si tú, hombre, me agradeces en lo poco, luego te haré bienes mayores, tanto aquí en la tierra, como en el cielo”. Luego, feliz y tres veces feliz el cristiano que le agradece a Dios en todo momento por el bien que le ha hecho.
Bien dijo San Ezequías el Sinaíta:
“Así como el agua apaga el fuego, así el olvido borra el buen obrar de la mente”.
Dios siempre nos hace bien, pero nosotros lo olvidamos. Él nos da la vida, la mente, la salud, los ojos, la luz, el calor, el agua, la lluvia benefactora, el alimento, árboles con toda clase de frutos, huertos, los semovientes, los pájaros. Todo lo que tenemos viene de Él, como dice el apóstol: “Todo de Él es y por Él y en Él todo es”. Y otra vez, ¿Qué te pasa, hombre, no ves que todo lo has recibido? ¿Qué te pasa? Tienes una mente, inteligencia, entendimiento, libertad. ¿Qué, no todo te lo ha dado Dios? Y si tienes lo que tienes, ¿Por qué te jactas como si se tratara de cosas tuyas? Todo es de Dios y en Dios. Porque dice el apóstol: “En Él y por Él nos movemos”. Entonces, si todo es de Dios y por Él y en Él, ¿qué es realmente nuestro? Y “Ustedes", dice, "son de Dios y redimidos con Su propia sangre”. ¡Y cuánto hace falta para que amemos a Dios!
(...) ¿Por qué? Porque nuestro ser no puede alejarse de Dios, como tampoco puede crecer, ni moverse sin Él. Y si hemos recibido tantos bienes de parte de Dios, debemos agradecerle siempre y llenar nuestra boca de palabras de agradecimiento
Hoy en la mañana vino una mujer a dejar dos listas con los nombres de algunas personas para que oremos por ellos, diciéndome: “Gracias al Santísimo Dios por todo el bien que nos ha hecho” Luego, hay también almas agradecidas. ¿Saben qué hizo esa señora? Invitó a Dios a seguirle ayudando. Porque así dice San Isaac el Sirio:
“Si le agradeces a Dios en lo poco, lo alientas a que te de cosas más grandes”.
Dios dice: “Si tú, hombre, me agradeces en lo poco, luego te haré bienes mayores, tanto aquí en la tierra, como en el cielo”. Luego, feliz y tres veces feliz el cristiano que le agradece a Dios en todo momento por el bien que le ha hecho.
(Traducido de: Ne vorbește Părintele Cleopa 10, Ediţia a II-a îngrijită de Arhimandrit Ioanichie Bălan, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2004, p. 85)