Sobre el tesón y la perseverancia del cristiano
No nos asustemos ante los afanes y las tribulaciones.
«Un hombre que tenía dos sirvientes los mandó al campo a segar el trigo. Así, les ordenó que segaran siete hectáreas en un día. Uno de aquellos sirvientes se afanó todo lo que pudo, pero no consiguió terminar con la tarea, porque sobrepasaba sus capacidades. El otro, holgazaneando, se dijo a sí mismo: “¿Quién podría terminar semejante faena en un solo día?”. Y, lleno de desprecio, se echó a dormir. Al despertarse, se quedó tendido volviéndose de cuando en cuando, “como una puerta que gira en sus goznes” (Proverbios 26, 14), De esta forma malgastó el resto del día. Cuando ya era de noche, apareció el patrón. Y, al verificar la labor de sus trabajadores, apreció el esfuerzo del primero, aún a pesar de no haber terminado con la tarea encomendada. Después echó de la casa al segundo, por ocioso.
Entonces, no nos asustemos ante los afanes y las tribulaciones; más bien, obtengamos provecho de todo, trabajando de corazón. Y creo que, así, Dios nos recibirá junto a Sus santos.»
(Traducido de: Isaia Pustnicul, Douăzeci şi nouă de cuvinte (Cuvântul X,), în Filocalia XII, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2009, p. 96)