La ciencia médica confirma la necesidad y la utilidad de refrenar el cuerpo. Nadie ha enfermado jamás por haber ayunado, mientras que la gula y la avidez traen consigo un amplio cortejo de enfermedades. Ciertamente, el ayuno y un régimen equilibrado de alimentación forman parte del tratamiento de todas las enfermedades, siendo aún más recomendados para quienes no padecen de ninguna dolencia. Los diferentes “regímenes” alimenticios, como el vegetariano, son sólo variaciones del ayuno.

Son hechos conocidos que la saciedad atrae el sueño, que quienes trabajan más con la mente comen menos, que, en general, solemos consumir más de lo que necesitamos. La sobre-alimentación, sumada al sedentarismo y la sobre-exigencia (tres “s”) destruyen la vitalidad del hombre moderno. Pero el ayuno nos ofrece salud física y lucidez mental.

(Traducido de: Protosinghel Petroniu Tănase, Ușile pocăinței, meditații duhovnicești la vremea Triodului, Editura Mitropoliei Moldovei și Bucovinei, Iași, 1994, p. 35)