Todo debe hacerse con equilibrio
“Al hacer tu regla de oración por la mañana, sentiste una especial compunción del corazón y un profundo fervor. Pero, después, durante todo el día, fuiste asaltada por pensamientos de ira y rencor. No te inquietes por ello…”
«Me escribes que, queriendo seguir mis consejos, has empezado a luchar contra el sueño y contra los pensamientos; ¡que Dios te ayude en ello! Y, para librarte del hábito de dormir mucho, dices que has empezado a comer menos; entonces, debido a que te levantas de la mesa sin saciarte, te intranquiliza saber que no tienes mi bendición para ello. Y, sin embargo, sigues haciéndolo. Lo que tienes que hacer es comer con moderación al mediodía, pero no quedarte con hambre. Tampoco desprecies la hora de la cena. Come con templanza, aunque menos que al mediodía.
También dices que, al hacer tu regla de oración por la mañana, sentiste una especial compunción del corazón y un profundo fervor. Pero, después, durante todo el día, fuiste asaltada por pensamientos de ira y rencor. No te inquietes por ello. San Isaac el Sirio dice: “Si oras como es debido, espera que vengan también cosas indebidas”. Eso mismo te ha sucedido a ti».
(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 87)