Palabras de espiritualidad

“Yo hiero y Yo mismo sano”

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

El Médico celestial sana, como dice por medio del profeta: “Yo hiero y Yo mismo sano” (Deuteronomio 32, 39).

De los pensamientos de desenfreno, ¿quién más podría librar al pecador, sino solamente el más importante, el mejor medicamento, es decir, el de la contrición? Porque también el profeta, habiendo errado, sanó con esta, diciendo entre lágrimas: “Cada noche empapo yo mi almohada, inundo de lágrimas mi lecho” (Salmos 6, 6). Porque hasta los discípulos de los médicos suelen recomendar una alimentación racional para cada una de las enfermedades, sabiendo que el desorden al comer trae peores consecuencias para la salud. De igual forma, en el caso de las enfermedades espirituales, debido a la embriaguez y los banquetes sin mesura, la gangrena crece y se hace imposible de sanar. Pero, con la abstinencia por medio de las virtudes, esas pasiones se alivian con la adecuada palabra de consuelo. El Médico celestial sana, como dice por medio del profeta: “Yo hiero y Yo mismo sano” (Deuteronomio 32, 39).

(Traducido de: Sfântul Simeon Stâlpnicul din Muntele Minunat, Cuvinte ascetice, Editura Doxologia, 2013, pp. 86)