Sabes bien que en el Bautizo somos sumergidos en agua. Sabes, también, que luego somos ungidos con el Santo Crisma, uniéndonos a todos. Existe, sin embargo, otra unión, otra disposición similar. En este momento, cuando nos hallamos en período de ayuno, junto a nosotros lo están practicando también cientos de miles, millones, decenas de millones de ortodoxos.

Somos 226 millones de ortodoxos. No somos tantos, porque la Ortodoxia es el camino estrecho y a ella no viene cualquiera. No podemos saber con exactitud cuántos ayunan, pero sí que sabemos que decenas de millones ayunamos al mismo tiempo. Juntos. Por eso no debemos estropear el ayuno, no debemos desfigurar esa disposición.

Y esto, no porque comer sea pecado, sino porque nosotros nos caracterizamos por obedecer el mandamiento. Es importante si se trata o no de un mandato, porque nuestro Dios es el Dios de los mandamientos, nuestro Dios es el Dios del orden, no de la indisciplina.

(Traducido de: Preot Nicolae Tănase, Să nu-L răstignim iarăşi pe Hristos, Editura Agaton, Făgăraș, 2011, p. 116)