Cómo renunciar a comer en demasía
Ese consejo me lo grabé en el corazón, y desde entonces lo he aplicado en mi vida cada vez que lo he necesitado.
Una vez, hallándome de visita en la celda del padre Porfirio, este recibió la llamada de una señora, quien le pidió que le diera algún consejo para dejar de comer tanto, porque su salud ya estaba comprometida y no podía contenerse. Y la respuesta del padre me dejó asombrado:
—No has amado a Cristo como debías. Entrégale tu corazón. Dile, llena de un amor ferviente: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios....”, y te olvidarás de todo lo que te lleva a comer tanto. Y la gula desaparecerá.
Ese consejo me lo grabé en el corazón, y desde entonces lo he aplicado en mi vida cada vez que lo he necesitado.
Cuando, por causa de la desidia, me viene el hambre cuando no debe, me pongo a orar: “¡Señor Jesucristo, por las oraciones del padre Porfirio, ten piedad de mí!”, y, sin darme cuenta, el hambre desaparece, hasta la hora establecida para comer.
(Traducido de: Agapie Monahul, Flacăra dumnezeiască pe care a aprins-o în inima mea Părintele Porfirie, Editura Bunavestire Bacău – 2005, pp. 66)