Palabras de espiritualidad

Consejos espirituales para fortalecer las tres virtudes teológicas

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

De acuerdo a mis pobres fuerzas y entendimiento, en lo que respecta a lo que nos es útil para alcanzar la salvación, les recuerdo a los fieles la importancia del temor de Dios, que enseña a alejarnos del mal.

Yo soy una persona simple e iletrada, no soy competente como para darles enseñanzas nuevas sobre las tres virtudes teológicas. Esa tarea se la dejo a los teólogos, que las entienden mejor y pueden explicarlas fácilmente a quienes los escuchan. Pero en este punto es necesaria una teología para mayorías e iletrados, aquellos que todavían no saben el Credo y el Padre Nuestro, ni siquiera las primeras oraciones. De acuerdo a mis pobres fuerzas y entendimiento, en lo que respecta a lo que nos es útil para alcanzar la salvación, les recuerdo a los fieles la importancia del temor de Dios, que enseña a alejarnos del mal (Proverbios 1,7; 9, 10).

Gracias a los Santos Padres sabemos que la sabiduría tiene dos extremos. El de abajo es el temor de Dios, mientras que el otro es el amor a Dios, que es el “sello de la perfección”. Partiendo del temor de Dios, yo insto a los fieles al miedo a la muerte y al juicio. Luego les hablo de los tormentos del infierno y la gloria celestial, de la necesidad de ser caritativos, de educar a los niños en el temor al enojo de Dios, de la necesidad de la confesión sincera y frecuente, de alejarnos del pecado, todo aquello que es la base del verdadero arrepentimiento.

A los que están casados los exhorto a llevar una vida pura en familia, recomendándoles alejarse del grave pecado del aborto y cualquier otro intento de evitar la concepción. Les pido que eviten las riñas, juzgar a los demás, la ira, la ebriedad y el odio, llamándolos a reconciliarse unos con otros, cada día, antes del ocaso.

Exhorto a los fieles a no ir con hechiceros, adivinos o los que “abren el libro”, que no es otra cosa que hechicería con objetos santos, algo que los Santos Padres llamaban “ghitia” (sin traducción al español, N. del T.).

Invito a los fieles a asistir con frecuencia a la Santa Iglesia y escuchar con atención la prédica de los sacerdotes, además de evitar asistir a la reuniones de las sectas.

Asimismo, les pido no embriagarse, no caer en el desenfreno, no cometer adulterio y otras desgracias provocadas por estos pecados. Les pido ayunar en los cuatro santos ayunos, así como los miércoles y los viernes, a menos que por enfernedad u otras circunstancias —con la bendición de su confesor— no puedan hacerlo.

De igual manera, les exhorto a orar cada noche, cada mañana y comenzar cualquier trabajo con oración y haciendo la Señal de la Santa Cruz. Les insto a vivir en paz con los otros en casa, con sus vecinos, con todos, ayudar a los que lo necesitan, sobre todo extraños y enfermos, a no robar nada, mucho menos de los bienes de la comunidad.

(Traducido de: Ne vorbește Părintele Cleopa 4, Ediția a II-a, Ediţie îngrijită de Arhimandrit Ioanichie Bălan, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț,  2004, pp. 45-47)