Palabras de espiritualidad

El autocontrol que es la base del ayuno

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

“La avidez con los alimentos es cortada de tajo por el ayuno. Por otra parte, la lujuria y el desenfreno se disipan con el autocontrol unido a la oración”.

En primer lugar, quiero decir algo sobre el sentido de la noción de enkrateia, traducida como “autocontrol”. Tenemos frente a nosotros una de esas nociones filosóficas, técnicas, que en el vocabulario de los primeros monjes comprende una gran cantidad de aspectos, y por eso es mejor no traducirlas. El verbo krateo, que está en su raíz, significa “dominar”, “vencer”, “sujetar”, etc. Así, la enkrateia es, en general, el control de nosotros mismos, el autodominio que puede ser alcanzado venciéndose a uno mismo, refrenándose. Concretamente, ese autodominio se manifiesta cuando nos abstenemos de todo aquello que podría arrebatárnoslo, como los apetitos del vientre. El medio utilizado para este propósito suele ser la limitación de las necesidades, la medida en todo; en otras palabras, el ayuno. ¿Cómo se entrelazan todos estos elementos? Veamos lo que dice la siguiente máxima: 

“La avidez con los alimentos es cortada de tajo por el ayuno. Por otra parte, la lujuria y el desenfreno se disipan con el autocontrol unido a la oración”.

La abstinencia y el ayuno tienen que ser “equilibrados y mesurados”, tal como nos lo enseña el abbá Macario. Por eso es que el abbá Evagrio escribe, en términos generales: “Ayuna cuanto puedas ante el Señor”.

Para los monjes egipcios, esto significaba, concretamente, “de noche a noche”, porque comían solamente una vez al día, después de las tres de la tarde, cuando el sol empezaba a inclinarse hacia el ocaso.

(Traducido de: Ieroschimonahul Gabriel Bunge, Gastrimargia sau nebunia pântecelui – știința și învățătura Părinților pustiei despre mâncat și postit plecând de la scrierile avvei Evagrie Ponticul, traducere pr. Ioan Moga, Editura Deisis, Sibiu, 2014, pp. 94-95)

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