El ayuno del cuerpo no es suficiente para llegar a la pureza del alma
El maligno no cejará en su lucha contra el hombre, mientras este siga creyendo que solamente con su propio esfuerzo, y no con la protección y el auxilio de Dios, es posible vencer esta enfermedad y alzarse hasta alcanzar la pureza.
No basta con el simple ayuno carnal para alcanzar la pureza más perfecta, si a este le falta la compunción del corazón, la oración más ferviente a Dios y la frecuente lectura de las Escrituras, así como la perseverancia del trabajo manual. Todo esto, junto, puede detener los impulsos más imprudentes del alma, para hacerla volver a la senda correcta.
Ante todo, tenemos que valernos de la humildad del alma, sin la cual nadie podría vencer ni al desenfreno, ni a cualquiera de las demás pasiones. Luego, desde el principio debemos cuidar el corazón de cualquier pensamiento impuro, porque el maligno no cejará en su lucha contra el hombre, mientras este siga creyendo que solamente con su propio esfuerzo, y no con la protección y el auxilio de Dios, es posible vencer esta enfermedad y alzarse hasta alcanzar la pureza.
(Traducido de: Sfântul Ioan Casian, Despre cele opt gânduri ale răutății, în Filocalia Românească, vol. I, p. 113