Lo que nos falta a los cristianos de hoy
Actualmente hay una gran “comprensión” hacia el hombre moderno. Pero falta la proclamación de la excelsa Resurrección, falta la resurrección de nuestras almas.
La proclamación de la Resurrección sigue siendo igual de actual que en los primeros días del cristianismo. Las imponentes catedrales, las fiestas patronales dedicadas a algún santo o alguna santa —con la presencia de miles de fieles—, las tiendas rebosantes con los textos de los Santos Padres y los afiches con el retrato del patriarca no son necesariamente una prueba de que el mensaje evangélico haya alcanzado su plenitud. No hay un solo motivo para creer que los tiempos de la predicación hayan quedado atrás y que vivimos en la era del triunfo del cristianismo. Incluso me atrevería a decir que muchos viven una suerte de posteridad del cristianismo, creyéndose capaces de “enmendar” por aquí y por allá lo que los Apóstoles y los Santos Padres no entendieron bien… Me refiero a las conferencias y foros inter-confesionales, a las semanas de oración común, etc. Hay de todo en el aparato de la Iglesia, tristemente cada vez más parecido a otro aparato, indigno de ser recordado aquí. Hoy en día hay estaciones de radio, revistas, incluso sacerdotes cuya función es ofrecer la Eucaristía a los transeúntes y a los turistas, a cualquier hora, sin confesión y sin Liturgia. En pocas palabras, hay una gran “comprensión” hacia el hombre moderno. Pero falta la proclamación de la excelsa Resurrección, falta la resurrección de nuestras almas.
(Traducido de: Savatie Baștovoi, În căutarea aproapelui pierdut, Editura Marineasa, pp. 11-12 , Timișoara, 2002)