Palabras de espiritualidad

Los bizcochos del Ayuno Mayor

  • Foto: Silviu Cluci

    Foto: Silviu Cluci

Los largos oficios en el monasterio llenaban mi alma de alegría... pero la comida simple “de ayuno” era un verdadero castigo para mí.

Era mi primer Ayuno Mayor. Todo era novedad para mí, así que sentía una profunda emoción. Los largos oficios en el monasterio llenaban mi alma de alegría... pero la comida simple “de ayuno” era un verdadero castigo para mí. Un día, cuando me dirigía al comedor del monasterio, pensaba: “¡Otra vez arroz y más arroz!”. Y es que desde niño nunca me gustó el arroz.

Así las cosas, con la cabeza llena de pensamientos sobre tan insufrible alimento, no me di cuenta que se me acercaba el archimandrita Juan Krestiankin. Este, al llegar a mi lado, se detuvo y me dijo:

... Por mi parte, debo reconocer que mis glándulas gustativas tienen tal constitución, que hasta el pan negro me parece el más delicioso bizcocho.

Después me bendijo e hizo una pequeña oración, poniendo sus manos sobre mi cabeza, hasta ese momento monopolizada por el recuerdo del arroz.

Este fue mi primer encuentro con aquel enorme padre espiritual. Desde ese día y hasta hoy, cada Ayuno Mayor me arrepiento sinceramente:

Padre, no estoy ayunando, sino que me deleito... ¡Qué bueno es realmente todo!

(Traducido de: Nina PavlovaZiua Sfântului Arhanghel Mihail, Editura Egumenița, Galați, 2014, pp. 32-33)



 

Leer otros artículos sobre el tema: