Palabras de espiritualidad

Orando y ayunando...

    • Foto: Florentina Mardari

      Foto: Florentina Mardari

¿Qué era mi esperanza antes de empezar a ayunar, sino un cuento relatado por los demás y que pasaba de boca en boca?

Ayuno con mi lengua, para dejar atrás la costumbre de hablar en vano y para poder pronunciar solamente aquellas palabras que aclaren el camino de Su venida. Además, ayuno de todas mis preocupaciones, para poder apartarlas como el viento disipa la niebla, no sea que se interpongan entre Él y yo, no sea que me hagan volver nuevamente la mirada al mundo.

Y el ayuno ha traído paz a mi alma, ante el mundo de lo creado y lo no-creado, y humildad ante los hombres y las demás criaturas. Y me ha llenado de un coraje como no lo había conocido jamás en mi vida, cuando estaba armado con toda clase de armas terrenales.

¿Qué era mi esperanza antes de empezar a ayunar, sino un cuento relatado por los demás y que pasaba de boca en boca?

Y ese relato sobre la salvación, por medio del ayuno y la oración, finalmente se hizo mío. El ayuno falso acompaña la falsa esperanza, tal como la ausencia de ayuno viene con la falta de esperanza. Pero, del mismo modo en que una rueda se mueve tras las otras, así también el verdadero ayuno sigue a la verdadera esperanza.

¡Ayúdame, Señor, a ayunar y a esperar con gozo, porque Tú, mi Felicísimo Banquete, te acercas a mí con Tu luminosa sonrisa!

(Traducido de: Sfântul Ierarh Nicolae Velimirovici, Rugăciuni pe malul lacului, Editura Anestis, 2006, p. 86)