Para que la terapia del ayuno verdaderamente nos sea beneficiosa
Ayunar y no refrenar los pensamientos y las palabras, es algo que no tiene ningún provecho para nuestro corazón.
Si juzgas a tu hermano, de nada te sirve ayunar. Ayunar y no refrenar los pensamientos y las palabras, es algo que no tiene ningún provecho para nuestro corazón. El ayuno es beneficioso cuando se practica junto con el amor a nuestros hermanos.
El ayuno no es algo que implique solamente comer o dejar de comer, sino que consiste en controlar nuestros sentidos. Estos, alimentados por las cosas que hay en el mundo exterior, canalizan el veneno respectivo hacia nuestra mente y nuestro corazón, haciendo que la desdichada alma muera para Dios. ¡Cuántas cosas no nos podrían decir los Santos Padres del desierto, en relación con el ayuno de los sentidos! Toda su enseñanza tiene que ver, principalmente, con la purificación de la mente de toda figuración y de los pensamientos de pecado, y del corazón de cualquier sentimiento impuro. Asimismo, nos enseñan que tenemos que castigar toda maldad que venga a nosotros, pero guardando pura nuestra alma.
Luchemos, ayunando con nuestro cuerpo, según nuestras posibilidades, en tanto le asestamos un golpe fatal al maligno de nuestra alma, ayunando con nuestros sentidos, nuestra mente y nuestro corazón. Por eso, hijo, ¡te piedo que cuides tus sentidos y tus ojos! Los ojos son los tentáculos del pulpo, que atrapan todo lo que se mueve ante ellos. Incluso aquello que nos lleva al pecado. Con los ojos, verdaderos baluartes espirituales cayeron derrotados. Olvidándose de cuidar lo que veía, David terminó cometiendo asesinato y adulterio, a pesar de ser un gran profeta de Dios, a quien se le había concedido el don de poder ver con el espíritu.
(Traducido de: Avva Efrem Filotheitul, Sfaturi duhovnicești, traducere de Părintele Victor Manolache, Editura Egumenița, Alexandria, 2012, pp. 110-111)