Nunca les obedezcas a los deseos y apetitos, que es obedecerle al demonio mismo. Esto es muy importante, en lo que respecta a tu estómago, aunque es válido también para todas las pasiones.

La “guerra del vientre”, sin embargo, fue la primera que el hombre perdió (en el Paraíso), y la primera victoria del maligno.

Y todavía con esta pugna es que el maligno anhela conquistar a los hombres y apartarlos de Dios. Y si no nos despertamos, el astuto terminará venciéndonos.

Por eso es que clamamos, para que todos escuchen: “¡Volvamos al ayuno, porque sin ayuno nada podría salirnos bien!”.

Quien no renuncia a la carne y a la grasa es rápidamente acorralado por la ira y el desenfreno, las otras dos caras de la gula. He aquí la explicación: para procesar la carne consumida, sobre todo si se come con voracidad, el organismo produce hiel, que es como un veneno para nosotros.

Traducido de: Părintele Arsenie Boca, Tinerii, familia și copii născuți în lanțuri, Editura Credința strămoșească, 2005, p.150