Palabras de espiritualidad

Ayunando, San Elías realizó diversos milagros

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

La voz brotada de una boca que ayunaba fue la que cerró los cielos por tres años y seis meses a un pueblo inicuo.

El ayuno hizo que Elías viera cosas inenarrables. Después de haber purificado su alma, ayunando durante cuarenta días, se le concedió ver al Señor en la cueva del Monte Horeb, tanto como le es posible a un hombre verlo (I Reyes 19, 8-13).

Ayunando, le devolvió vivo su hijo a la viuda. Ayunando, se hizo fuerte incluso ante la muerte (I Reyes 17, 22). La voz brotada de una boca que ayunaba fue la que cerró los cielos por tres años y seis meses a un pueblo inicuo (cfr. Lucas 4, 25).

Entonces, para ablandar el corazón de los insensatos, prefirió sufrir como ellos. Por eso, dijo: “¡Vive el Señor, Dios de Israel, que no habrá lluvia ni rocío, mientras yo no lo diga!” (I Reyes 17, 1). Y así fue como consiguió que, con la hambruna, todo el pueblo ayunara, para enmendar la maldad de los hombres, causada por tantos placeres y una vida libertina.

(Traducido de: Sfântul Vasile cel Mare, Omilii şi cuvântări, omilia I despre post, VI, în col. PSB, vol. 17, p. 351)