Palabras de espiritualidad

¡Cuando comemos con agradecimiento a Dios, cualquier alimento nos llena de regocijo!

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

La mayoría de personas no aprecian la satisfacción de tener el estómago liviano.

El agrado que ofrece la comida simple es mucho más grande que el que pueden darnos las mejores viandas.

Cuando era pequeño solía ir al bosque, y lo único que llevaba para comer era un trozo de pan. No necesitaba nada más. Ningún manjar podía reemplazar el regocijo espiritual que sentía comiendo un modesto mendrugo de pan. ¡Tan grande era mi alegría!

Sin embargo, la mayoría de personas no aprecian la satisfacción de tener el estómago liviano. Al principio, cuando comen algo agradable, experimentan una cierta satisfacción, pero después se inmiscuye la gula, llevándolos a comer más y más. Así, al llegar a la vejez, las personas sienten su cuerpo muy pesado, cosa que, naturalmente, es consecuencia de no haberse acostumbrado a tener un estómago ligero. 

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Viața de familie, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ştefan Nuţescu, Editura Evanghelismos, București, 2003, p. 203)