El ayuno en el contexto de la pertenencia a la Iglesia
Yo ayuno, no solamente para mí, como individuo, sino como miembro vivo de un único Cuerpo que está sediento de alcanzar su perfección en Cristo, Quien es su cabeza.
El ayuno no es una prohibición, ni un simple ejercicio de mejoramiento personal. Es, como dicen los Padres de la Iglesia, un hambre y una sed de la plenitud del Cuerpo de Cristo. Es un modo litúrgico de la Iglesia. Yo ayuno, no solamente para mí, como individuo, sino como miembro vivo de un único Cuerpo que está sediento de alcanzar su perfección en Cristo, Quien es su cabeza.
Si no quiero ayunar, yo mismo me aparto del misterio de la comunión universal, me salgo del torrente de la obra del Cuerpo de Cristo, impidiendo que pase por mí esa corriente de agua viva que brota de ese mismo Cuerpo, por medio de Sus miembros vivos.
(Traducido de: Părintele Filotheos Faros, Înstrăinarea ethosului creștin, Editura Platytera, București, 2000, p. 12)