Palabras de espiritualidad

El ayuno es también una espera

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Cada uno de nosotros se transforma en una criatura nueva, enviada a un mundo pecador y huérfano, para anunciar no solamente la venida del Señor, sino también Su victoria.

Cada ayuno es una espera. En la Gran Cuaresma esperamos, atentos en la oscuridad crepuscular, el refulgente momento del milagro de la Resurrección del Señor. Estamos hablando de una espera llena de inquietud, vivida con una alegría indescriptible, que significa no solamente el comienzo de una vida nueva y eterna, que se abre con una fuerza renovada, con una profundidad renovada, sino el comienzo de una nueva vocación humana.

Así, cada uno de nosotros se transforma en una criatura nueva, enviada a un mundo pecador y huérfano, para anunciar no solamente la venida del Señor, sino también Su victoria; para anunciar no solamente el cumplimiento de la espera, sino también que la espera se ha terminado y que todo se abre ante nosotros.

(Traducido de: Antonie Bloom, Mitropolitul SurojuluiDespre întâlnirea cu Dumnezeu, traducere de Mihai Costiș, Editura Cathisma, București, 2007, pp. 5-6)