Cuidemos el arma que nos lleva a la victoria: el ayuno
Al ganador siempre se le advierte que tiene que esmerarse en cuidar el arma que le ha ayudado a vencer.
¡Estemos atentos, hermanos, a que nuestros corazones no se hinchen con el exceso de alimentos y bebidas! Al ganador siempre se le advierte que tiene que esmerarse en cuidar el arma que le ha ayudado a vencer. Se obtiene la victoria, y el botín ganado debe ser custodiado con la mismísima arma: el ayuno.
¡Solamente con la ayuda del ayuno podemos apartarnos de lo mundano! ¡Solamente con el auxilio del ayuno nos podemos oponer a las fuerzas seductoras de los placeres terrenales! ¡Solamente con la ayuda del ayuno podemos romper todo lazo con el pecado! ¡Solamente con la ayuda del ayuno, nuestro espíritu se puede liberar de las pesadas cadenas del cuerpo! ¡Solamente con el auxilio del ayuno, nuestro pensamiento se puede levantar del suelo, alzando nuestras miradas a Dios!
(Traducido de: Sfântul Ignatie Breanceaninov, Predici la Triod și Penticostar, tradusă de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sofia, București, 2003, p. 38-40)