Palabras de espiritualidad

De las virtudes del cristiano

Es buena la lágrima de contrición. Es buena, también, la oración pura, de noche y de día. Es buena, asimismo, la paciencia ante los insultos, la práctica de los trabajos manuales y la participación...
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Palabras de espiritualidad

Treinta y siete años de lucha contra el maligno

Una vez, estando en su celda, sintió que un profundo sentimiento de acedia le inundaba. Entonces, decidió mudarse de aquel lugar…
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Palabras de espiritualidad

¿Por qué habrías de dejar de amar a tu hermano?

En verdad, ¿qué razón podría ser lo suficientemente fuerte para que dejaras de amar a tu semejante?
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Palabras de espiritualidad

Un paso a la felicidad eterna

¿Cuántas personas, cuando están pletóricas de salud y todo les sale bien, son como cometas en el firmamento y les gusta demostrar su valor?
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Palabras de espiritualidad

De por qué no debemos temer a los espíritus impuros

Cuando encuentran oposición espiritual, cuando ven que lo que reciben es desprecio y velentía por parte de los hombres, se asustan y se llenan de pavor, viendo cómo el cristiano utiliza sus armas...
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Palabras de espiritualidad

Un llamado al equilibrio en la interpretación de un texto apostólico

El texto de Romanos 13, 1-2 debe ser aplicado con juicio y mesura.
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Palabras de espiritualidad

Por qué debemos incentivar la relación de nuestros hijos con Dios

Podemos guiar su formación religiosa en la dirección que sabemos es la correcta, pero no podemos establecer qué verdades o experiencias les atraerán más.
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Palabras de espiritualidad

Cual guerreros de Cristo…

Estas son las armas espirituales del cristiano, con las cuales podrá luchar contra los demonios, vencer las pasiones, alcanzar las virtudes y, así, entrar triunfante en el Reino de los Cielos.
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Palabras de espiritualidad

Tres formas de ahuyentar al enemigo del alma

Dios permite que el maligno se nos acerque, como un cobrador de peaje en lo etéreo, para comprobar si en nosotros pervive el egoísmo, el orgullo o la vanidad, para evitar que caigamos en pecado y nos...
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Palabras de espiritualidad

El hombre de fe sabe por qué ora

No hay nada mejor que la misma oración, para aprender a orar. No hay nada mejor que el mismo hecho de empezar a orar. Si no oras, tu capacidad para orar se debilita. Si oras, avanzas.
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Palabras de espiritualidad

¿Qué hago para que el sombrío estado de mi alma no afecte a los demás?

Tristemente para nosotros, todavía no logramos —o si lo hacemos, sucede muy raras veces— crecer tanto en Cristo, de modo que Él se convierta en nuestra paz y esta paz se contagie a los demás.
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Palabras de espiritualidad

Abre tu corazón a los demás

“Si alguno dice que ama a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso” (I Juan 4, 20). En esto radica la salvación.
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Palabras de espiritualidad

Dar alegría a los demás

Con la sal de tu alma (la paciencia) harás que todo sepa bien.
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Palabras de espiritualidad

¡Tú haz lo que puedas!

Cualquier intento de hacer más de lo que podemos nos terminará arrastrando a la desesperanza y la extenuación.
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Palabras de espiritualidad

¿A dónde acudo para sanar mi alma?

No hay enfermedad del alma a la que Cristo no quiera y no pueda sanar, con la única condición de que también el enfermo quiera recobrar la salud.
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Palabras de espiritualidad

Esto es la oración

“¡Hágase Tu voluntad, Señor! Si consideras que está bien ayudarme, ¡gloria a Ti! Y si no, ¡gloria a Ti!”.
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Palabras de espiritualidad

¡No te perturbes si caes!

Mantente firme, con valentía, y tu ángel guardían apreciará tu paciencia.
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Palabras de espiritualidad

¿Por qué se enferma mi alma?

El pecado es una lepra espiritual, que solamente el Hijo Unigénito de Dios puede sanar.
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Palabras de espiritualidad

¡No nos permitamos caer en la desidia!

Una persona ociosa es una morada perfecta para los espíritus impuros. Piensa en esto, hermano, y sálvate en Cristo.
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Palabras de espiritualidad

¿A dónde va tu mente cuando oras?

Aquel que se presenta ante cualquier monarca de este mundo y, volviéndole el rostro, prefiere entablar conversación con sus enemigos, se hace detestable para él.
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