San Teófano el Recluso

Palabras de espiritualidad

¡Es imposible que Dios se olvide del mundo que creó!

¿Es que la mujer puede olvidarse de su propio hijo, mostrándose desalmada con el fruto de su vientre? Y aunque la mujer se olvidara de su hijo, Dios nunca se olvidará del mundo que creó.
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Palabras de espiritualidad

Soy un pecador... ¿cómo podría atreverme a hablarle al Señor?

El deber común de todos es este: orar cada uno, pero también orar por los demás, porque nuestro Señor dijo: “Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo...
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Palabras de espiritualidad

¿Realmente te ocupas en el cuidado de tu alma?

Analízate, para ver en cuál de esos peldaños te encuentras. Si aún no has alcanzado ni siquiera el primero, es necesario que empieces a cuidar más de tu alma.
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Palabras de espiritualidad

Como una flor que se marchita...

¡Qué hermoso es el mundo, a pesar de estar lleno de muerte!
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Palabras de espiritualidad

Enfrentando los pensamientos blasfemos

La blasfemia y la incredulidad nos hacen sentirnos como si la tierra se sacudiera bajo nuestros pies.
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Palabras de espiritualidad

¿Quién oficia la Santa Eucaristía?

Quien celebra este Sacramento es el Señor Mismo. Los sacerdotes son sólo las bocas que elevan las oraciones de santificación y las manos que bendicen los dones.
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Palabras de espiritualidad

Días y horas...

Con el paso de los días y las horas se extingue un poco más tu vida en este mundo.
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Palabras de espiritualidad

A propósito de la Ascensión del Señor

Es la naturaleza humana la que Cristo-Hombre asentó a la diestra de Dios, llevándola a la participación con Él, a la potestad que dirige todo lo visible y lo invisible.
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Palabras de espiritualidad

El llanto que le agrada al Señor

El valor de las lágrimas no depende del agua que nos brota de los ojos, sino de lo que tengamos en el alma al llorar y después del llanto.
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Palabras de espiritualidad

¿Es mejor orar en casa que en la iglesia?

Todo el contenido de los oficios litúrgicos es fácil de entender, Entonces, estemos atentos, para entender y sentir todo lo que se canta y se lee. También esto es orar con la mente.
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Palabras de espiritualidad

¿Te has imaginado alguna vez en tu lecho de muerte?

No hay nada que inspire tanto el temor de Dios, con todos sus frutos espírituales, como el recuerdo de nuestra propia muerte y de lo que habremos de responder ante Él.
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Palabras de espiritualidad

Sobre la oración para principiantes

Cuando se trata de dirigirnos a Dios, hasta una simple palabra debe ser elevada con devoción.
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Palabras de espiritualidad

Otro aspecto de la obediencia

Aceptemos este mandamiento como una palabra que viene directamente de Dios Mismo.
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Palabras de espiritualidad

¡Acuérdate de todo esto!

Que tu cuerpo se postre de rodillas y tu alma se alce a lo alto. Y, estando allí, que ore sin cesar al Señor.
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Palabras de espiritualidad

Vivos y muertos, miembros del mismo cuerpo

La suerte de los difuntos no está marcada ni sellada, hasta que llegue el Día del Juicio Universal. Hasta ese día, no podemos considerar a nadie definitivamente condenado, y por eso es que oramos,...
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Palabras de espiritualidad

Mucha más contrición...

Se necesita de mucha más contrición por nuestros pecados, que limitarnos a su simple enumeración...
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Palabras de espiritualidad

Familiarizándonos con las verdades de la fe

Cuando todas esas verdades lleguen a nuestro corazón, todas las dudas desaparecerán. Ellas solas caerán, como las flechas al tocar a uno que está protegido por una armadura.
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Palabras de espiritualidad

La importancia de organizar nuestra oración en casa

Acostúmbrate a proceder de tal forma que, una vez termines con tus obligaciones, puedas ocuparte con la “Oración de Jesús”, practicándola con toda atención.
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Palabras de espiritualidad

Orar allí donde sintamos ese llamado

Sin importar la medida y la forma en que se manifieste ese llamado, nunca debemos dejarlo sin satisfacer, sino que debemos orar en el estado en el que nos encuentre tal impulso.
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Palabras de espiritualidad

Claro que podemos orar mientras trabajamos

Cualquier instante puedes elevar tu mente y tu corazón a Dios, lo que constituye ya una oración verdadera. Si haces esto mientras trabajas, es que estás orando.
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