concentrarse al orar

Palabras de espiritualidad

La lluvia que abreva al alma sedienta

los Santos Padres —hijos y discípulos amados de la santa oración— nos ordenan practicar oraciones breves, sin apresurarnos y guardando una devota concentración en las palabras que estamos repitiendo.
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Palabras de espiritualidad

Las oraciones que refrescan el alma y la alimentan

Las oraciones litúrgicas, que tienen un propósito y un orden, cuando son leídas con atención y lucidez, se hacen nuestras.
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Palabras de espiritualidad

Consejos para el crecimiento espiritual

En tu tiempo libre, intenta adentrarte en el sentido de las oraciones de tu canon, entendiendo cada palabra, viviendo cada frase y preparando tu alma de forma correspondiente.
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Palabras de espiritualidad

Recomendaciones para avanzar espiritualmente

Si aceptas el encomio de los demás por alguna de tus virtudes, estás cometiendo medio pecado. Y si ni siquiera tienes esa virtud por la cual fuiste elogiado, entonces el pecado está completo.
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Palabras de espiritualidad

La mente durante la oración

Los Santos Padres dicen que debemos concentrarnos solamente en cuatro cosas, cuando nos disponemos a orar. No se trata de pensarlas, sino de tener conciencia de ellas en la mente: la muerte, el...
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Palabras de espiritualidad

El mejor ejemplo para evitar distraernos al orar

Si un hombre se presenta ante su monarca, pero, volviendo el rostro, empieza a dialogar con uno que es enemigo del reino, se hace digno de ser aborrecido.
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Palabras de espiritualidad

La oración, el modo en que demostramos nuestro amor a Dios

El problema no es tanto el mundo que se te opone, sino el demonio, quien se entromete en tu camino.
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Palabras de espiritualidad

Una vez más, ¿qué hacer con la imaginación al orar?

Es mejor concentrarnos en pensar solamente en Dios, en lo que Él es.
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Palabras de espiritualidad

¿En dónde poner mi mente cuando oro?

Oremos con simplicidad, con la certeza de que Dios existe, que está a nuestro lado, y que nos observa y escucha.
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Palabras de espiritualidad

Un requisito indispensable para poder orar

Cuando oremos, no nos imaginemos nada. No busquemos ni siquiera imaginaciones “santas”: ni a nuestro Señor en la Santa Cruz, ni el trono del Juicio. Nada.
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Palabras de espiritualidad

¿En verdad te concentras al orar?

Si el hombre ora sin hacer participar su mente y su corazón, en lo profundo de su ser está menospreciando a Dios.
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Palabras de espiritualidad

Saber cuidar nuestra mente

A menudo, oramos y nuestra mente se dispersa en las cosas que le gustan, atraída por lo usual. Por eso, debemos esforzamos en ensimismarnos y concentrarnos en las palabras de la oración.
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Palabras de espiritualidad

¡Que no se te olvide con Quién hablas al orar!

Las personas suelen olvidar con Quién están “conversando” al orar, y quiénes son los testigos de sus plegarias.
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Palabras de espiritualidad

Aprendamos a orar sin cesar y con perseverancia

En la misma medida que el cielo se diferencia de la tierra, y las cosas celestes de las que hay en el mundo, del mismo modo se diferencia el cuerpo del alma.
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Palabras de espiritualidad

La lucidez, inseparable de la oración

Cuando, por la lucidez, mantenemos una oración pura, avanzamos en la virtud. Sin embargo, cuando no estamos atentos y desvirtuamos nuestra oración, avanzamos en el mal.
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Palabras de espiritualidad

Para librarnos de las aflicciones de cada día

Apartemos todos esos pensamientos y elijamos dedicarnos, con nuestras manos y nuestra mente, a lo que efectivamente estamos haciendo.
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Palabras de espiritualidad

Sobre las artimañas del maligno en contra del que ora

No deja de enviarle a la memoria incontables pensamientos sobre distintas cosas.
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Palabras de espiritualidad

Nuestros pensamientos al orar

Los pensamientos que experimentamos al orar nos ayudan a conocer nuestro estado espiritual y nuestras pasiones.
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Palabras de espiritualidad

Un consejo necesario para el momento de orar

San Isaac el Sirio dice: “Si en el tiempo de oración haces cualquier otra cosa, y no oras, es que el demonio se está mofando de ti”.
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Palabras de espiritualidad

¿Cómo quieres que Dios te escuche, cuando ni siquiera tú te escuchas a ti mismo?

Y esto es lo que le sucede al que ora con su boca, pero no con su mente. No se escucha a sí mismo y se permite distraer su mente con diversas cuestiones.
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